Con el objetivo de conseguir la resolución de conflictos de forma pacífica entre diferentes grupos de personas, os proponemos una dinámica de grupo que puede ayudar en la educación de las diferentes partes que intervienen.
Las personas voluntarias, repartidas en dos grupos, elaboran y defienden una propuesta de programación de las actividades a realizar durante el año teniendo en cuenta el calendario festivo del territorio. Una de las personas voluntarias no formará parte de ningún grupo, sino que actuará como observador del proceso.
Durante media hora, los dos grupos se reúnen por separado y elaboran su propuesta, discutiéndola y pensando qué argumentos usarán para defenderla. Posteriormente, tendrán que exponerla al otro grupo. En esta exposición, la persona dinamizadora tiene que cuestionar las propuestas presentadas hasta el punto que los dos grupos estén tan motivados defendiendo sus convicciones que no sean capaces de escuchar las ideas que propone el otro grupo. Se trata del inicio del conflicto entre las dos partes, con intereses opuestos y sin ser capaces de escucharse.
Llegado este momento, la persona que hace de observadora, y que ha seguido el proceso atentamente desde una posición neutral, tiene que asumir su rol de mediadora para ayudar a las dos partes a llegar a un acuerdo. Para hacerlo, tiene que ayudar a romper la incomunicación y hacer posible que inicien un diálogo. Así, la persona mediadora tiene que tener confianza en las dos partes y la habilidad de ir buscando puntos de encuentro, empezando por aquellos aspectos más sencillos hasta llegar a las concesiones mutuas. Se trata de un proceso complejo, pero el consenso será firme y establo, puesto que estará construido sobre un acuerdo global.