Todos los días igual. Natalia llegaba a la clínica privada de Barcelona cinco minutos antes de que empezara su turno. Y preguntaba: ¿Dónde me toca hoy? La supervisora la mandaba un día a la planta de oncología, otro a trauma, al siguiente a pediatría, o a medicina interna, cirugía, la UCI, a maternidad..."Si estás siempre en la misma planta conoces a tus pacientes y lo que les pasa.Yo empezaba de cero casi cada día".
Hace dos semanas a Natalia, de 23 años y con un posgrado de quirófano, le ofrecieron un contrato de un mes en un gran hospital público. Los dos primeros días, todavía sin firmar nada, su tarea consistía en "mirar y aprender". Y eso hizo en una operación de urología. Ya en quirófano, con todo el personal preparado, vio que una de las enfermeras no se aclaraba. No conocía los nombres de los instrumentos. Empezó a apurarse. "El cirujano, muy educadamente, pidió por favor que la sustituyera otra enfermera. Dijo que entendía que había que aprender, pero no en esa operación". La chica sólo llevaba una semana en el trabajo.
La rotación incesante, que en ocasiones extremas convierte en apagafuegos a los enfermeros -una profesión de aplastante mayoría femenina-, impide que asienten los conocimientos adquiridos con la práctica. Pero no es el único lamento de los sindicatos y colegios profesionales. La escasez de la plantilla y la falta de regulación de las especialidades dibujan un panorama sombrío de la profesión. "Si además le añadimos la palabra vacaciones, el cóctel resulta explosivo", asegura una enfermera de uno de los nuevos hospitales de la periferia de Madrid que prefiere no dar su nombre.
¿Fue esta desgraciada combinación el contexto en que se produjo el error mortal de la enfermera del Gregorio Marañón en la alimentación del bebé Ryan? ¿Se puede dejar sola a una chica en su primer día de trabajo en un departamento tan delicado como el de neonatos? Rafael Lletget, enfermero y director del gabinete de estudios del Consejo General de Enfermería (CGE), responde con un rotundo no. "Tenía que haber estado con ella alguien que supervisara, al menos en las primeras jornadas". Los sindicatos, las asociaciones y los colegios profesionales apuntan además a la escasez de enfermeros como uno de los problemas de fondo.
El presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo González Jurado, asegura que España necesita 150.000 nuevas plazas, para atender adecuadamente a los pacientes y situar a España en la media europea. Basa sus estimación en los estudios de los colegios provinciales y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Actualmente ejercen en España 237.000 enfermeras.
El Ministerio de Sanidad no quiso ayer valorar esta estimación. Un portavoz comentó que el pasado mes de junio el ministerio pidió a las consejerías de las comunidades autónomas que estudiaran sus necesidades y comunicaran los resultados. Sanidad tampoco cree que la media europea sea aplicable para España sin contemplar ciertas cautelas. Por ejemplo, que la esperanza de vida es la mayor del mundo detrás de Japón. Este hecho requeriría una plantilla de enfermería mayor que la media europea.
Según los datos de la OMS, en la UE se contabilizan un total de 1.621.903 médicos y 3.965.327 enfermeras para atender a una población cercana a los 500 millones de habitantes. La OMS considera que una buena asistencia requiere como mínimo la cifra media de la UE: 808 enfermeros por cada 100.000 habitantes. En España hay comunidades que incluso la sobrepasan, como Navarra, con 900. Otras se acercan, como Cantabria. Murcia, en cambio, registra el menor índice de profesionales, con sólo 348 enfermeras por cada 100.000 habitantes.
Un reciente informe de la Organización Colegial de Enfermería, titulado Compromiso con la inmigración, destaca que a estas carencias estructurales hay que añadir la llegada a España de 4,5 millones de inmigrantes en los últimos años, un aluvión de posibles pacientes sanitarios que no ha ido acompañado del aumento en la convocatoria de nuevas plazas. La necesidad de personal de enfermería ha actuado en este caso como un eficaz efecto llamada.
Según datos de 2008 del Consejo General de Enfermería, hay trabajando en España 11.838 profesionales extranjeras con título homologado, la mayoría procedentes de Argentina, Venezuela, Colombia y Rumanía. Pero el gabinete de estudios del CGA ha hecho sus propios cálculos y eleva la cifra a 15.000, al incluir también a las que están pendientes de homologación y realizan labores de auxiliares, la gran mayoría en el sector privado. Madrid y Cataluña son las comunidades en las que se establece el 80% de ellas.
Enfermería es una de las pocas profesiones donde la migración se da en los dos sentidos y casi en igual proporción. Llegan enfermeras de fuera, pero emigran también muchas españolas. Según datos del sindicato de enfermería mayoritario, Satse, ya hay más de 10.000 enfermeros españoles ejerciendo fuera, en países como el Reino Unido y Portugal. La fuga de profesionales se inició hace casi una década y aún no se ha detenido. Los profesionales españoles no encuentran más que ventajas fuera: se reconoce y aprecia más su trabajo, les ofrecen sueldos más elevados y contratos estables y tienen más protagonismo en la asistencia.
La sanidad pública y la privada, tan diferentes en algunos aspectos, comparten otros. Como la falta de especialización de las enfermeras. Nada obliga a un hospital a distribuir al personal en función de su experiencia. Un real decreto, de 2005, establece siete especialidades enfermeras, pero todavía no se ha desarrollado. Sólo lo están dos, que ya cuentan con oferta de plazas: obstetricia y ginecología (matronas) y salud mental. El resto, enfermería geriátrica, enfermería del trabajo, enfermería de cuidados médico-quirúrgicos, enfermería familiar y comunitaria, y enfermería pediátrica, todavía duermen el sueño de los justos cinco años después.
"El proceso de desarrollo de una especialidad no es fácil", asegura un portavoz del Ministerio de Sanidad, "pues depende de muchos factores y agentes". Se tienen que crear las comisiones de cada especialidad con representantes de las sociedades científicas y profesionales, que estas comisiones desarrollen los programas formativos correspondientes, que se acrediten unidades docentes donde formar a los futuros especialistas y que las comunidades oferten plazas en sus hospitales para formar a enfermeros, explica Sanidad. Aún habrá que esperar más. La previsión del ministerio es que haya enfermeros de todas las especialidades en el año 2011.