Durante su estancia como profesora en la Escuela Superior de Ciencias de la Salud del TecnoCampus, la Dra. Lorena Molina y su compañero Jaime Carvalledo tuvieron la innovadora idea de gamificar la asignatura optativa de Urgencias y Emergencias utilizando como telón de fondo las películas de Los Juegos del Hambre, adaptación de los libros de Suzanne Collins. 

Por aquellos años, todos los estudiantes las habían visto y estaban muy interesados en la saga, por lo cual, los docentes consideraron que podía ser una buena manera de motivarlos y aumentar su interés por el temario. Así, con las películas en mente, crearon una historia sobre la cual hacer girar la asignatura; y para dar más realismo, utilizaron las imágenes y el vocabulario que les ofrecían los libros. 

“La nación de Tecnocampus prepara cada año a los futuros salvadores de los hombres. Hace 5 años, los distritos afectados por la formación en Urgencias y Emergencias se rebelaron contra el sistema de evaluación tradicional. Después de sus suplicas, el equipo docente ideó Los Juegos del Hombre como recordatorio anual a los seis distritos de su conocimiento y como castigo permanente por la rebelión. 

Cada año, cada distrito tiene que llevar a cabo una prueba (conocida como LA COSECHA) para escoger a los grupos que participarán a Los Juegos del Hombre, una competición en la que cada uno del 73 participantes (conocidos como tributos) luchará contra la muerte a una arena televisada porque su distrito obtenga el tan deseado 10.”

El primer día de clase, los docentes se renombraven a sí mismos como entrenadores y antiguos ganadores de Los Juegos del Hombre, daban la bienvenida a sus tributos y les comunicaban su misión de formarlos para luchar por la supervivencia humana. 

Después de esta presentación, empezaban a hablar del Plan de Estudios, las actividades formativas y metodologías que se usarían durante los entrenamientos; las clases, seminarios y la manera como puntuarían las diferentes actividades. Aunque menos de la mitad de las clases eran obligatorias (dado que se trataba de una asignatura optativa), el absentismo fue del 0%. 

La gamificació permitió a los docentes trabajar varias competencias como el trabajo en equipo, el pensamiento crítico, el liderazgo, el compromiso, el empoderamiento, la pasión, la rebeldía... y el sinsajo se convirtió en el símbolo de los valores que defendían. 

Se pretendía generar unos contenidos lo más dinámicos posibles, con videos, el aula virtual del moodle, interrupciones con mensajes urgentes, mails del Capitolio... El hecho de ir todos a una contra el Capitolio aumentó el compañerismo, tanto el que se estableció con los profesores, como entre los propios estudiantes. Esto se vio reflejado en el hecho que todas las actividades y ejercicios optativos fueron realizados por el total de los estudiantes. 

Cuando se acercaba el día del examen final, los estudiantes recibieron en el moodle un video donde se exponían las reglas de los juegos. 

Meses después, se los invitó a hacer un examen y una valoración de la asignatura. El 97,5 de los estudiantes obtuvieron una mejora en sus competencias. El 100% de los estudiantes indicó que se había sentido exponencialmente motivado y que había aumentado su implicación. Valoraban positivamente a los docentes, la diversión durante el aprendizaje y el trabajo en equipo. 

Los únicos puntos de mejora que indicaban eran la necesidad de una mejor condición física para llevar a cabo las pruebas y las dificultades provocadas por las condiciones meteorológicas.

El grado de compromiso y el interés que mostraron los estudiantes durante los tres años que la Dra. Lorena realizó la asignatura quedaron reflejados en la cantidad de material complementario pedido por la clase, en la insistencia para colaborar como observadores en años posteriores y en el hecho de que mantuvieron siempre la confidencialidad con los estudiantes de otros cursos. 

“Que la motivación, la humildad, el pensamiento reflexivo, lo evidencia científica y la pasión estén siempre, siempre de vuestra parte”.