Los ictus son causa de muerte o discapacidad permanente en las personas que lo sufren. Aunque los ictus son más frecuentes en personas con un riesgo vascular elevado (edad avanzada, hombres, con estilos o hábitos de vida poco saludables, con hipertensión o cifras elevadas de colesterol), en cifras absolutas se producen más ictus en las personas con un riesgo vascular considerado bajo, que son la gran mayoría. Incidir de forma precoz en la prevención del ictus en aquellas personas que aún no lo han sufrido (prevención primaria) o actuar de forma intensa en las personas que ya lo han tenido (prevención secundaria) son estrategias que pueden aportar tantos beneficios como el tratamiento del episodio agudo, o incluso más.
El ictus es una patología frecuente y grave que se puede evitar con intervenciones eficaces, muchas de ellas de bajo coste, que aportan además otros beneficios adicionales para la salud. Esta patología puede manejarse en el ámbito de atención primaria y la variabilidad en su abordaje es importante. Por todo ello, una nueva guía sobre la prevención de los ictus adaptada a la realidad de nuestro entorno se considera plenamente necesaria y una prioridad dentro del Sistema Nacional de Salud.
El Ministerio de Sanidad y Política Social ha impulsado la presente guía a través de la Agència d’Avaluació de Tecnologies i Recerca Mèdiques de Cataluña y ha sido coordinada por el Centro Cochrane Iberoamericano. Han participado en su elaboración un nutrido grupo de autores y revisores de diversas especialidades médicas. El documento completo y sus versiones (guía rápida, herramientas de consulta, material para pacientes) pueden consultarse en el catálogo de GuiaSalud.
La guía se distingue por profundizar en la prevención primaria del ictus, sobretodo en la modificación de ciertos hábitos de vida (tabaquismo, consumo de alcohol, sedentarismo, dieta). Además actualiza la abundante y más reciente información sobre el tratamiento de la obesidad, hipertensión, diabetes, dislipemia, cardiopatías embolígenas u otras alteraciones menos frecuentes.
El abordaje de la prevención secundaria del ictus tiene un desarrollo similar aunque, como es ya conocido, la información orientada exclusivamente a esta población es más escasa. Aún así, hay acuerdo en que las intervenciones, farmacológicas o no farmacológicas, deben ser intensas y ambiciosas en el objetivo de prevenir un nuevo ictus.
Finalmente, es importante que la guía insista en la valoración del riesgo vascular global con alguna de las tablas actualmente disponibles (SCORE o REGICORE) así como que las intervenciones se deben orientar a la reducción de este riesgo. Sin duda su consulta va a ser de utilidad tanto para el médico general como para el especialista en el ámbito de la asistencia primaria.
Referencia:
Guía de práctica clínica sobre la prevención primaria y secundaria del ictus. Id: 442. GuiaSalud.