Durante los últimos años, se han producido una serie de cambios que han modificado la atención socio-sanitaria en las personas mayores. El incremento de la esperanza de vida, ha comportado un aumento en la incidencia y prevalencia de enfermedades como la demencia, que a menudo incrementan el grado de dependencia de la persona. En el mundo occidental existe un progresivo envejecimiento de la población.
En Catalunya se prevee que a finales de la primera década del siglo XXI, alrededor de un millón doscientas mil personas sobrepasarán los 65 años de edad, representando alrededor del 25% de la población. Los trastornos cognitivos son uno de los problemas más graves de la gente mayor, por su prevalencia y eñ impacto que tienen en el enfermo y en las personas que lo rodeen (familiares y cuidadores). La prevalencia se estima entorno al 10% en personas de 65 años y más. En un estudio que lo analizó por sexo, la prevalencia fue ligeramente superior en las mujeres (9,5%) que en los hombres (7,8%).
El deterioro cognitivo, y más concretamente la demencia, comporta la pérdida de funciones cognitivas, de autonomía personal, limitación de las relaciones interpersonales y tiene consecuencias a nivel individual, familiar, social y sanitario. El deterioramiento cognitivo puede representar hasta el 10% del total de consultas neurológicas y la demencia es la más común.
Dada su relevancia y la aparición de varias terapias no farmacológicas destinadas a mantener el nivel cognitivo y disminuir el deterioro, se pone de manifiesto la necesidad de evaluar el efecto de estas nuevas terapias, dar difusión a los resultados obtenidos y proponer unas recomendaciones a los profesionales en contacto con gente grande susceptible de beneficiarse de estos tipos de intervención.
Estos son los objectivos del presente informe.