La bicicleta, tal como la conocemos, nació en el siglo XIX y actualmente es el medio de transporte más popular del planeta, con más de 1.400 millones de unidades. Moviéndonos en este “vehículo silencioso, limpio, asequible y sostenible”, como se lo adjetivó en el manifiesto del primer Congreso de la Bicicleta de Cataluña, todo son ventajas.

En términos ambientales, a escala mundial contribuye al ahorro energético y a la reducción de emisiones de gases contaminantes de la atmósfera, dos factores determinantes en el rápido proceso de calentamiento del planeta; y a escala local ayuda a disminuir los índices de polución, sobre todo en áreas urbanas muy congestionadas. Justamente en las ciudades, y gracias a las pequeñas dimensiones, las bicicletas facilitan la movilidad y disminuyen, a la vez, la contaminación acústica. Y, todo ello, potenciando el ejercicio físico de los usuarios.

Además, la bicicleta es una opción de transporte comparativamente muy económica, fácil de mantener y reparar.

Consejos y seguridad

Aunque estadísticamente la bicicleta es un medio de transporte mucho más seguro que el coche o la moto, al cogerla (especialmente en cascos urbanos) tenemos que ser muy conscientes que somos el vehículo más frágil y vulnerable de todos los que circulan.

Junto a la seguridad personal, también hay que pensar en la integridad de la misma bicicleta, a menudo objeto de robos. La prevención, en este caso, es tan importante como atarla siempre que la aparquemos y en lugares transitados. Siguiendo las recomendaciones del Bicicleta Club de Cataluña (BACC), es muy útil disponer de un documento que avale la propiedad de la bici (factura con descripción o contrato de compra-venta), con vistas a eventuales denuncias de sustracción a la policía. Una medida complementaria es inscribir la bicicleta en registros públicos o privados. Estos bancos de datos, que pueden facilitar la recuperación de la bicicleta en caso de robo, suelen incluir el número de bastidor o de marcaje de la bicicleta, y también descripciones físicas y fotografías.

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Normativa y ordenanzas

Como el resto de vehículos, en nuestro país el uso de la bicicleta está regulado por la Ley de Tránsito y los reglamentos generales de circulación y de vehículos. Para las bicicletas, la normativa establece como tienen que circular por las vías urbanas e interurbanas y exige, entre otros elementos, un sistema adecuado de frenado en las dos ruedas y un timbre. Para poder circular por la noche o pasar por túneles también hacen falta luces piloto de posición delanteras y traseras y, al menos, un catadióptrico detrás. Y en carretera hay que usar casco obligatoriamente.

La bicicleta en ciudad

En la ciudad es donde conviven más modelos y usos de bicicleta (ciclistas de fin de semana, usuarios habituales, ecomensajeros y repartidores, bicitaxistas, patrullas de policía…), y también es el ámbito en que se experimenta un crecimiento más grande de movilidad sobre pedales. Ahorrarse atascos (gracias en parte a los carriles bici segregados) y la libertad de movimientos que ofrece ayuda, como también lo hace el llamado 'transporte intermodal': con posibilidad de combinar los desplazamientos de los diferentes transportes públicos. En el área de Barcelona, tanto el metro como la red de cercanías de Renfe y los tranvías admiten el acceso de bicicletas, en algunos casos de manera parcial dependiendo del día y la hora.


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